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24 agosto 2005

Jasón y los Argonautas: mitología griega a ritmo de Stop-Motion.

JasonAndTheArgonautsNo sé si ya he comentado que recientemente me hice con unas cuantas películas editadas en dvd bajo el sello "Colección Ray Harryhausen" y que tienen en común entre ellas el tener como encargado de los efectos especiales al mago del Stop-Motion, Ray Harryhausen. Algún día dedicaré un post a tan singular personaje de la historia del cine pero hoy voy a comentar una de sus películas más emblemáticas y que trata uno de sus temas favoritos: la mitología griega. Se trata de Jasón y los Argonautas (Jason and the Argonauts, 1963) de Don Chaffey.

En la película Jasón (Todd Armstrong) parte en busca del vellocino de oro que le servirá para recuperar el trono que le fue arrebatado a su padre. En su camino se encontrará con Hércules, será ayudado por Zeus, se enfrentará al gigante Talos, a las Harpías y a un ejército de esqueletos entre otros peligros.

Por mucho que el director de la película sea Don Chaffey lo cierto es que se podría considerar más autor de la misma a Ray Harryhausen que a Chaffey. Desde luego es el autor de las mejores escenas, que son aquellas en las que los protagonistas se enfrentan a alguno de los múltiples peligros que aparecen en su búsqueda del vellocino de oro.

No puedo dejar de mencionar la escena que ha significado todo un hito en la historia del cine, calando hasta tal punto en el subconsciente colectivo (especialmente estadounidense) que ha sido homenajeado más de una vez por generaciones posteriores (Sam Raimi en El ejército de las tinieblas o Robert Rodriguez en Spy Kids 2). Se trata de la pelea de los protagonistas con un ejército de esqueletos que surgen del suelo cuando el rey Aeetes arroja al suelo los dientes de una serpiente gigante que Jasón ha matado. Incluso hoy en día, con todos los avances en efectos especiales, sigue resultando espectacular el realismo con el que está realizada dicha escena. Valga como ejemplo decir que para una escena de 3 minutos se emplearon 4 meses de rodaje. Es un interesante ejercicio para las generaciones actuales, tan acostumbradas a Star Wars o a El señor de los Anillos, pensar en cómo se sentirían los espectadores de los años 60, nada acostumbrados a los efectos visuales, al ver maravillas como estas en la pantalla. No es extraño que se hayan convertido en películas míticas. Para colmo, la estupenda banda sonora es del gran Bernard Herrmann.

JasonSkeletonsPero tampoco vayamos a pensar que la película es perfecta. Yo le achacaría un final algo precipitado y, quizás, una cierta dependencia de toda la película respecto a las escenas en las que intervienen los efectos especiales de Harryhausen. De haber trabajado un poco más el guión y haber contado con un director que le imprimiese más fuerza a las escenas sin efectos visuales estaríamos hablando posiblemente de una joya indiscutible de la historia del cine.

Pero esta es de esas películas que no necesita ser una obra maestra para perdurar en el tiempo. Está pensada para dejarse llevar y disfrutar como un niño de esos malos malísimos y de esos héroes de una sola pieza, absolutamente bondadosos, que pueden resultar incluso algo ridículos hoy en día pero que en los primeros años 60 eran perfectamente creibles. Requiere por tanto cierta complicidad por parte del espectador la observación de esta entrañable película que, de entrar en el juego, proporcionará un más que agradable rato. Yo, personalmente, siempre relaciono mentalmente estas películas con los largos sábados por la tarde de la infancia o con las sesiones matinales y suelo programarme estas películas a esas horas porque sé que así me gustarán más. Cosas de la nostalgia.

Valoración final: 8 sobre 10.