Agua que no has de beber...

Aviso con antelación que no despiertan en mí excesivas simpatías los remakes de las películas orientales que se están realizando últimamente en Hollywood. No acabo de entender la necesidad de fotocopiar una película cambiando actores orientales por actores estadounidenses. Bien es cierto que es una costumbre que Hollywood practica desde hace tiempo y no solo con películas orientales pero eso no excusa lo que creo que es, hasta cierto punto, un pequeño insulto a la inteligencia del espectador. Digo todo esto porque he visto Dark Water de Walter Salles, remake de Dark Water de Hideo Nakata.

En la película se nos cuenta la historia de Dahlia (Jennifer Connelly) que, recién separada de Kyle (Dougray Scott), busca apartamento para vivir con su hija (Ariel Gade) y no se le ocurre mejor idea que alquilar uno del que escaparía cualquier ser humano con dos dedos de frente. Ahí comenzarán unos sucesos extraños relacionados con el agua y unas extrañas goteras que aparecen en el techo.

Personalmente creo que lo mejor de la película reside en la interpretación de Jennifer Connelly que, sin ser una maravilla, está a la altura de las circunstancias a la hora de retratar a una mujer con ciertos problemas psicológicos en una situación de bastante estrés. El resto de los actores no es que estén mal, están simplemente desaprovechados. Dougray Scott, John C. Reilly, Pete Postlethwaite y Tim Roth se merecen mejores proyectos que este.

A priori uno de los focos de atención de este film residía en su director: el brasileño Walter Salles (Estación Central de Brasil, Diarios de motocicleta). Sin duda se trata de un intento, lícito a mi modo de ver, de hacerse un hueco en la industria cinematográfica estadounidense. Por ello, obligado a buscar el éxito y a repetir casi con exactitud la película original, la dirección de la película es algo impersonal y parece que el director haya puesto el piloto automático para no complicarse la vida ni complicársela a su espectador potencial.

Como ya digo la película resulta muy parecida a su original, quizás con menos imágenes fantasmales y, sin duda, con mucha menos atmósfera llegando a parecer en algunos momentos (los mejores de la película) más un drama que una película de terror. Pese a ello es un producto digno y entretenido que gustará mucho más a quienes no hayan visto el original de Hideo Nakata.

Valoración final: 5 sobre 10.