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20 septiembre 2005

El Hombre Cenicienta

cinderella_man_ver2Lo admito: ayer tenía el día sensible. Pero también admito que no soy un fan del director y que los biopics no gozan de la mayor de mis simpatías. Por eso creo que, al final, soy más o menos ecuánime en mi juicio y no me tiembla el pulso (ni las teclas) si comparto con vosotros la positiva sorpresa que ha significado para mi ver Cinderella Man de Ron Howard.

En ella se nos cuenta la historia real de Jim J. Braddock (Russell Crowe), que yo desconocía, y de cómo tras ser una promesa del boxeo se sumió en la miseria durante la gran depresión posterior al crack bursátil de Wall Street en 1929. La película trata también de las segundas oportunidades que, a veces, nos ofrece la vida. No cuento más para no destripar nada del argumento aunque cualquiera que haya visto el trailer sabe ya casi todo lo que hay que saber (y algo más).

Hay varios elementos que llaman la atención en el film, siendo el primero de ellos el clasicismo con el que Howard se ha acercado a la historia. Se ayuda para ello de una fotografía impresionante de Salvatore Totino y de la estupenda banda sonora compuesta por Thomas Newman. Tan solo rompe, acertadamente, con dicho clasicismo en las escenas de boxeo donde da rienda suelta a un montaje frenético y magnífico (obra de Daniel P. Hanley y Mike Hill) en el que siempre sabemos qué es lo que estamos viendo y para qué (cosa que hoy en día olvidan muchos). Como fruto de ese clasicismo es verdad que se cargan las tintas en la maldad del personaje del boxeador Max Baer (Craig Bierko), nada que ver con el personaje real; este es un clásico recurso cinematográfico que tampoco debemos tener muy en cuenta a la hora de valorar esta película.

cinderella1El punto fuerte del film, no obstante, reside en los actores. El guión tiene la suficiente calidad y es lo suficientemente sólido como para no necesitar grandes gestos del director y poder dejar a los actores buena parte del peso de la película. Actores que están a la altura, aunque unos más que otros ya que Renée Zellweger repite bastantes de los tics a los que nos tiene acostumbrados últimamente. De todas formas puede que la culpa no sea suya ya que su personaje es de los menos perfilados por el guión. Paul Giamatti está estupendo en la piel del amigo y mánager de Braddock en la que es su tercera magnífica interpretación consecutiva tras Entre Copas y American Splendor. Pero el plato fuerte lo ofrece Russell Crowe.

Porque lo que Russell Crowe hace en esta película no se merece otro nombre que el de recital. Su interpretación es absolutamente prodigiosa, llena de matices y contención. Es apabullante la cantidad de recursos interpretativos de los que hace gala el actor en un papel que era realmente difícil por estar lleno, a la vez, de heroicidad y humanidad de dureza y fragilidad. Este año se merecería todos los premios del mundo pero el fracaso estrepitoso de taquilla en los Estados Unidos impedirá, salvo sorpresa, que esta película llegue a la recta final de los Oscars.

Una pena porque no solo es la mejor película de Ron Howard y una de las mejores interpretaciones de Russell Crowe (tal vez la mejor), sino que además es una película llena de emoción y emotividad que provoca las lágrimas del espectador sin ser lacrimógena ni sensiblera. Estamos, en definitiva, ante una película maravillosa.

Valoración final: 9 sobre 10.

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